Nadando … contracorriente

Nuotandos1El desafío de formar un grupo en un deporte individual

Hago parte de un equipo de natación del colegio que frecuento, en Virginia. Al comienzo del año pasado algunos de mis amigos decidieron formar un club semi secreto, restringido a pocas personas y por lo tanto habrían comprometido la armonía del grupo.

Sabiendo que nuestro entrenador era contrario, decidieron no decirle nada. Poco a poco noté un cambio negativo en su modo de relacionarse conmigo y con los otros muchachos del equipo. Esto me entristeció. Entonces decidí hablar con ellos para tratar de  recomponer la relación entre todos. Parecían de acuerdo con todo lo que les  hacía notar. Algunos días después el entrenador descubrió la existencia del club e impuso a mis amigos elegir: o el club secreto o el equipo. Ellos vinieron inmediatamente hacia mí, acusándome de haber actuado como espía, como si fuese mía la culpa de la situación que se había creado.Estaba verdaderamente disgustado, pero los puse frente a sus responsabilidades. Lo que  sucedió me hirió. Había perdido amigos y sentía que no podía confiar en ninguno. Lloré como un niño. Fue con este sentimiento de vacío que advertí una fortísima cercanía de Dios: El siempre había estado junto a mí y me pedía que lo eligiese. De esta manera dije mi “sí” y comencé a saludar a aquellos muchachos. Me sentí más fuerte que nunca: todo el vacío había sido llenado por la presencia de Jesús. Hace alrededor de un mes el entrenador nos reunió para comunicarnos que el equipo me había elegido como capitán. Esto me confirmó que había sido apreciado el hecho que yo hubiese permanecido fiel a mis principios y a mi amistad con Jesús.   

  Felipe Leibhol

Felipe Leibholz
agonista nadador, Virginia Technology University  – USA